martes, 10 de junio de 2008

JOSÉ BENJAMÍN CRUZ

Diego, ciego.
Odin, cojo.
Diego y Odin caminando por la calle, Diego con un bastón y Odin con unas muletas, descalzo.

Diego: Me los regaló mi papá… Le costaron doscientos… Los doscientos de su trabajo… Un día de trabajo… de albañil… cargando arena y grava y haciendo mezcla, paleando y cargando todo el pinche día.
Odin: Pero tú no hiciste nada, el trabajo lo hizo tu papá… Así que no son tuyos, en todo caso son de tu papá…//… Nada te cuesta… Dame el derecho…. Yo si lo necesito…//… Además te darías cuenta de lo que se siente andar con uno.
Diego: ¿Lo que se siente?... ¿Y yo que?... Tú no sabes lo que siento yo… ponte en mi lugar, no chingues… Además tú tampoco haz hecho nada, que le haces al cuento.

Odin se aleja en silencio.

Diego: ¿O si? ¿Oíste? Odi ¿Qué haces? No te hagas güey No respondo…

Odin toca a Diego por la espalda.

Diego: No te pases… (Lanza un bastonazo, se oye un golpe) Ya sabes que eso me encabrona…
Odin: Ay, no manches pendejo…//… Me diste en los ojos, pinche Diego…//… Me está saliendo sangre…
Diego: No fue con intención… Además tú empezaste a chingar… Ahora te aguantas… // … Ahora si vas a saber lo que yo siento.

Odin se aleja de nuevo.

Diego: ¿Qué te pasa?... Odi… ¿Estás sangrando?... ¿Neta?... //... Ya, toma el zapato no chilles… (Se quita el zapato derecho y lo sostiene en la mano) ¿No lo quieres?
Odin: No veo ni madres… ¿Dónde estás? … Me la vas a pagar… (Se oye un golpe seco) ¡Ay no manches… me di un madrazo! (Arrebata el zapato y se lo pone) Te la creíste verdad güey.

Sale Odin y Diego tras él.

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